sábado, 7 de agosto de 2010

La Glándula Pineal

Por Marianna Escribano

—La Glándula Pineal, como la denomináis, no es una glándula, es un conducto que canaliza energía desde el hipotálamo, vía piramidal, hasta los ojos externos para recoger del sol, mediante la fotosíntesis de la luz, la energía suficiente para poner en marcha el transformador energético que tienes en el hipotálamo. Efectivamente, es un canal o enlace entre los ojos y el hipotálamo, pero nada más. Todo lo que se dice sobre ella y que tiene que ver con el alma y el tercer ojo, son fantasías deformadas de otras civilizaciones que no supieron canalizar esta información.
Veamos qué sucede con los ojos:
Éstos, mediante la retina y todos los mecanismos de absorber la luz y la visión....
recogen una energía que proviene del sol. No tiene que ver con los rayos solares, sino con algo que desconoces. El sol es un emisor de energía que hace posible la puesta en marcha del hipotálamo mediante esta forma tan sencilla. Una entrada es la pineal/pituitaria a través de los ojos y otra el Canal Evolutivo Central que reajusta la vibración y el voltaje.
Cuando estudies el sol de una forma científica te darás cuenta de que es una fuente de energía para el planeta, pero no como imaginas, sino que es la energía que hace posible la vida de vuestros cerebros mediante el hipotálamo y el registro de entrada que es la glándula pineal.
Para activar la pineal y hacer más efectiva la radiación energética se hace necesario mirar al sol durante un segundo en el primer rayo, o sea, al amanecer. Repito: un segundo y sin gafas. Si lo haces modificarás plenamente toda la energía acumulada, llegando a tener una sobrecarga en el transformador hipotalámico, que es el encargado de administrar y regular la energía recibida, para que funcione tu cerebro mediante sus funciones específicas.
—¿Por dónde recibimos la energía a través de los ojos? ¿Son los bastones los que hacen la función?
—Esa pregunta es extremadamente importante. Fíjate bien en lo que te diré: Los bastones y los conos son dos factores que conllevan una sola función. Cuando digo función quiero decir que entre los dos regulan la entrada y salida de esa energía solar que denominaremos AHG, por ponerle un nombre. La fase A desbloquea una sección del interior del cristalino para que se fije esa energía en su interior. Eso lo hace mediante los conos, pero siendo simplemente como un espejo que trasluce mediante la descomposición de los rayos solares la función de refractar la energía sobre el cristalino. Pero antes de que llegue a depositarse en él, los bastones filtran y conducen esa energía hacia un espacio global que se reactiva mediante vibraciones que realiza (fase H), entonces estos los canalizan hacia el nervio óptico y desde ahí, pasan ya al cerebro (fase G).
Cuando estés relajada debes hacer un esquema en el que entenderás cómo se recoge esa energía.
Los bastones tienen dos funciones: Filtran la forma del espectro, pero no la vibración que hace ver los colores. Y también ejecutan la función de condensar la energía recibida para canalizarla hasta el cerebro mediante esas vibraciones. Lo hacen mediante una estructura que recoge la forma energética necesaria para la función que realizan.
Veamos un ejemplo: Tú recoges la energía citada, pero ésta está en una fase de adaptación. En esa fase no puede ser procesada por tu cerebro. Así que los bastones recogen la energía y mediante una vibración –que denominaremos segunda fase-, hace que sea procesada por el cerebro.
—¿Es otro pequeño transformador?
—No exactamente, diríamos que es un modulador de formas, ya que crea una forma exactamente necesaria para que se acople al hipotálamo. Esa forma es cristalina, semejante a un diamante con diferentes partes geométricas. Transforma la energía en un metáfora para entenderlo.
—Cuando dices que controla la entrada y salida, ¿qué quieres decir? ¿Existe otra forma de salida de esta energía y otra de entrada?
—Muy buena pregunta. Exactamente, toda la energía que entra en vuestro cuerpo, para alimentar el transformador, tiene un canal de salida cuando se desgasta o transforma en energía en desuso; de no ser así, llegarías a morir rápidamente. Entra por los ojos y sale por los ojos. Una es durante el día y otra durante la noche. Los bastones y conos hacen la función conjunta de entrada y los bastones la de salida.
—¿Cómo actúa en todo el recorrido?
—Cuando el transformador la recibe, ya procesada para poderla usar, descarga la energía que está desgastada y, mediante el mismo camino o vía, la deposita en los bastones y estos la recogen como si fuesen partículas de polvo que se depositan en la zona más enervante de los bastones; quiero decir, que existe una superficie rugosa y escalonada que se mueve y fluctúa. Esta superficie atrae y recibe esa energía desgastada y, a través de la vibración especial que realizan conjuntamente todos los bastones de forma regular durante la noche, ésta sufre una cristalización que, a su vez, se desintegra en forma de líquido que utiliza el ojo para permanecer lubricado durante el sueño y realizando sus especiales funciones. Si no fuese así, vuestros ojos podrían sufrir serias alteraciones durante el sueño REM y otras fases en que se hace necesario este lubricante.
—¿Quieres decir que la energía que recibimos del sol pasa por fases de cristalización y luego se transforma en líquido?
—Así es, pero con una explicación mucho más coherente de la que has podido entender. Tu limitado conocimiento científico hace que no pueda darte más datos o comunicártelos de forma diferente. Pero cualquier científico podrá entender en esencia lo que te estoy diciendo.
—Hablas de mirar al sol un segundo y, ciertamente, es el principal ciclo de energía, de acuerdo con las fluctuaciones basadas en Física Teórica de las Estructuras Simétricas de Energía, por lo que es una base para los ciclos cósmicos en general. Ese segundo de tiempo, por lo tanto, hace una ventana, al amanecer, para la captación de energía solar. ¿Es eso cierto?
—No exactamente. Cuando digo un segundo, es un segundo. El tiempo de un segundo podría ajustarse a esas teorías físicas, pero tienen más que ver con lo que emite el ojo cuando mira. En esa mirada hay una ventana que se abre y cierra, lo que denomináis diafragma. Ese diafragma se abre en el tiempo necesario para recibir la energía. Y ese ciclo de tiempo lo llamaremos un segundo. Nada más.
—¿Por qué hay que mirar un solo segundo?
—Es suficiente. Si lo haces más, es como si echas agua en un vaso lleno.
—Los animales tienden a alimentarse al amanecer y al anochecer sabiendo instintivamente que en esos momentos la luz solar visible se centra en una temperatura entre los 5500 a los 5800 grados kelvin, y las estructuras del agua golpean a más de 7,0 ph neutro, haciendo que la comida resulte un tanto más sabrosa y fácil de absorber, y la longitud de onda –dominante turquesa-, es en la parte superior del ojo humano el rango de sensibilidad que facilita una mejor absorción de la energía solar. ¿Es cierto?
—Exactamente cierto. Los animales no han perdido la unidad de tiempo ni espacio. Ellos se rigen por otras leyes que son las causantes de los movimientos y cambios cíclicos. Ellos no manipulan el tiempo, viven en el tiempo.
—¿También podemos mirar al sol, un segundo, al atardecer al igual que al amanecer?
—No, es al amanecer. Al atardecer tiene otras propiedades. Éstas están configuradas para otros seres en el planeta.
—Dicen que hay otra ventana de tiempo entre las 9 y 10 am, hora local, o cuando el sol forma un ángulo de 51/52º con el horizonte. Un ángulo de la pirámide de Gizeh que aumenta el flujo del Chi y hay animales que responden en consecuencia con más actividad, sobre todo las aves, que tienen que entonar , espontáneamente, un canto durante unos minutos a lo largo de ese tiempo, como ha observado Phil Callaghan. ¿Es correcta esta teoría?
—Sí. Es correcta.
—Entendemos que las posiciones cuadrantes del sol a la Tierra son importantes y notamos cambios climáticos en esos momentos. ¿Hay alguna energía especial en ese primer rayo de sol al amanecer?
—Sí. Esa energía es la utilizada para recargar el cerebro mediante el hipotálamo. También se hace a través de radiaciones que recibes a lo largo del día, aunque no haya sol o estés encerrada. Pero el poder mirar ese segundo activa el depósito energético y otras funciones importantes, como abastecer al cuerpo físico de defensas para no tener contagios ni enfermedades.



Por Marianna Escribano